La obesidad infantil afecta a entre el 5 y 10% de los niños de países desarrollados y constituye uno de los principales problemas sociales. Por ello, desde Micrópolis, ‘Typical of Patris’ quiere fomentar tanto la actividad física como la alimentación natural, sana y equilibrada entre los niños, haciendo un llamamiento a los padres, instituciones y fundaciones que son responsables directos de su salud presente y futura.
Sano no ha de ser sinónimo de gordo. Se debe erradicar la idea de que el sobrepeso en los menores es beneficioso para dar ‘el estirón’. La gordura de los niños impide, al igual que en los mayores, desarrollar una vida plena y normal. No sólo porque no puedan practicar deporte, sino porque no podrán cumplir con sus tareas cotidianas debido al cansancio que ocasiona el sobrepeso. La obesidad causa problemas respiratorios, fatiga, baja autoestima y en ocasiones es razón de discriminación social en los círculos infantiles.
Puede parecer que se trata de una cuestión de estética, que la moda de hace unos años era mucho menos estricta con el peso que la actual. Pero no es estética: es garantía de bienestar futuro.
¿Cómo juntar actividad física y alimentación sana? Pensando y pensando hemos dado con la forma de hacerlo.
En Micrópolis existe un vacío en lo referente a la diversión de los más pequeños. Hemos apreciado que los niños entre 5 y 14 años no tienen ninguna actividad dirigida hacia ellos.
Proponemos la creación de centros sociales donde los 'peques' se puedan reunir con sus amigos. En estos centros contarán con todo tipo de actividades para divertirse, además de poder tomarse algo con los amigos a la hora de la merienda.
Mediante la creación de estos centros podremos animarles a que desarrollen actividades físicas, que tan buenas son para la salud. Éstas pueden ir desde coreografías que aprendan a competiciones con videoconsolas (las preferidas son Wii y los juegos de Play Station Move, pues permiten a los jugadores levantarse del sofá y ser más activos).
Las actividades siempre estarán aprobadas por especialistas, pues queremos que, además de jugar y divertirse, cuiden su salud sin casi darse cuenta.
La hora de la merienda
Teniendo en cuenta la rapidez de aprendizaje de hábitos en edades tempranas, deseamos que comer bien no sea sinónimo de comer a gusto del consumidor, sino de forma equilibrada. Los niños no han desarrollado todavía su capacidad de elección ni su total raciocinio. Eligen qué quieren comer de manera arbitraria, no por necesidad. En cambio, los adultos podemos discernir lo que es sano y lo que no para ellos, y estamos seguras de que nadie desea que nuestro niños de ahora sean futuros adultos enfermos.
Las frutas, verduras y pescados son escasos en la dieta infantil. Para quienes piensen que es complicado que acepten la verdura antes que la carne, se equivocan. ¡Vamos a hacerla atractiva!. Se trata de sencillos trucos: tanto la fruta como la verdura suelen tener colores llamativos. Pónganles un plato lleno de fruta cortada y variada para merendar. No pueden explicarles por qué es mejor la fruta que el dulce, pero sí pueden hacérselo ver. Comemos con los ojos.
Los centros sociales para los niños se harán cargo de la merienda, pero esta labor también depende de vosotros, padres y educadores. ¿Algo perdidos? Evitemos eso leyendo unas recomendaciones:
> Establezcan siempre cantidades moderadas de comida y de cena, eliminando los fritos por la noche. Además de grasos, son indigestos. Es importante que los niños estén bien alimentados pero que a la par tengan energía. Por tanto, una cena ligera les ayudará a descansar, mientras que un desayuno compuesto de leche, fruta y cereales les dará la energía diaria.
> Alimentos como la leche han sido casi tan controvertidos como los aceites. El principal argumento es que somos el único mamífero que sigue consumiendo leche tras la lactancia. Lo que parecen olvidar es que los huesos con calcio, y el calcio lo hallamos en la leche y sus derivados. Desde 'Typical of Patri's recomendamos la lactancia materna antes que las leches en polvo, así como un consumo racional de leche en los niños estimado en dos vasos diarios.
> La bollería industrial está elaborada con aceites de coco y palma, que se enmascaran bajo la denominación de grasas vegetales. La polémica está presente con detractores y favorables a este compuesto. Las grasas son imprescindibles para el organismo, pero en cantidades altas producen colesterol (LDL) que conlleva problemas cardiovasculares. Se trata de una fuente de energía inmediata pero que se agrupa y pega en las células, órganos y arterias. Sin embargo, hay otros alimentos que también dan energía instantánea y resultan buenos sustitutivos de los bollos: el plátano y las nueces, por ejemplo. No se trata de eliminar de la dieta de los niños la bollería: se puede elaborar en casa, garantizándonos que los componentes serán siempre más saludables. Establecer un día a la semana para comer un bollo, cambiando el resto de días por bocadillos pequeños, frutas o frutos secos, es una buena manera de empezar.
Desde 'Typical of Patris' proponemos -y queremos- que los niños sean felices y se diviertan mientras cuidan su salud. Nosotros, los mayores, tenemos que educarles en desarrollar una vida saludable desarrollando actividades físicas y cuidando su alimentación.